Kamakura, una de las antiguas capitales de Japón (concretamente entre 1185 y 1333), fue la excursión con la que comenzamos el tercer día que pasamos en Tokyo. Situada a una hora, es un destino ideal para visitar en un día.
La ciudad de Kamakura, además de por su historia y por sus templos, es muy conocida por su buda gigante situado en el Templo Kotokuin. Este buda, que recuerda al de Nara, es una estatua de bronce de 13,41 metros de altura. Ahí es nada.
Sin embargo decidimos dejar esto para el final y empezar por el Santuario Tsurugaoka Hachiman-gū, el cual se encontraba situado a unos pocos metros de la estación de tren. Curiosamente en este santuario se estaba oficiando una boda en esos momentos (y van…).