Cámara y pasaporte

Un viaje se vive tres veces: al soñarlo, al vivirlo y al recordarlo.

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Hace ya un mes que el avión aterrizó en Beijing tras casi 17 horas entre vuelos y escala. 

La entrada en el país fue una de las cosas más tediosas que recuerdo, casi dos horas de cola por tener únicamente unas tres personas para el control del visado de los recién llegados. Durante aquel lento desfile en el que los segundos se iban tornando en minutos fuimos adivinando lo que nos íbamos a encontrar en este país (como si el avión no hubiera sido una pista suficiente): apenas ningún turista occidental e infinidad de turistas del continente asiático. 

El siguiente paso fue cambiar el dinero. Renunciamos a hacerlo en nuestro país de origen y optamos en su lugar por hacerlo en el aeropuerto, el cambio era mucho más favorable y tenían muchas menos comisiones por medio cosa que no pasaba con nuestros bancos quienes además de tener un peor cambio te clavaban un 3% de comisión por la operación. Ya en el país el cambio suele ser un poco mejor pero la diferencia es según mi experiencia apenas imperceptible. 

Hago un inciso para citaros un consejo que leí por foros: "el cambio intentad hacerlo en sitios que parezcan legales, otros tienen aparentemente un buen cambio pero te pueden colar billetes falsos lo cual hace que la cosa no salga nada a cuenta".

Unas cinco horas después llegamos a nuestro alojamiento, casi a la hora de comer. Escogimos para las tres primeras noches el Sitting on the City Walls Courtyard House, una especie de casa-patio tradicional que se encontraba localizada en uno de los innumerables Hutongs que pueblan el centro de la capital china. Queríamos vivir la experiencia de residir y movernos entre estos callejones tan pintorescos, además su ubicación era bastante privilegiada respecto a la colina del carbón, la Plaza de Tiananmén y la Ciudad prohibida. Los puntos más interesantes de la capital.


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Una vez que se hace un viaje como el que hicimos el año pasado, da igual el destino, algo se libera para pronto tener como único el límite el mundo, tus días de vacaciones y tu economía. Era inevitable que China por su proximidad y a la vez sus diferencias con Japón fuese nuestro siguiente destino.

Como siempre, me gusta empezar con una pequeña introducción que iré completando con el tiempo y conforme se vayan desarrollando las entradas de este viaje. Las típicas preguntas que todos nos hacemos ante un viaje de este calibre...


¿ES CIERTO QUE CHINA ES TAN BARATO COMO DICEN?

Antes de responder confieso que una de las razones por la que nos decantamos por este viaje era que queríamos ahorrar algo de dinero sin pretender renunciar a un viaje de estas características. A nuestro juicio esto sólo se podía hacer con un destino como China.

Respondiendo a la pregunta: sí. China es en general barato, tiene cosas muy baratas pero no esperéis duros a pesetas. A esto último no ayudaba el cambio que había cuando fuimos (7,6 Yuanes por Euro frente a los 11 o 12 Yuanes a los que estaba hace 10 años).

Dos personas pueden comer tranquilamente por 5€ sin embargo ésta comida no pasará de ser los típicos noodles o arroz con verdura y muy poca carne. Si ya queréis un plato un poco más decente y variado culinariamente hablando os iréis a precios no muy dispares de los que tenéis en occidente.

En cuanto al alojamiento y el transporte público no es caro. Tanto los taxis como las entradas a los monumentos era lo que tenía en mi opinión el precio más desproporcionado en comparación con otras cosas. Esto último junto con los vuelos y las gestiones del visado (fundamental tenerlo resuelto antes de viajar) serán lo que se lleve el gordo del presupuesto.


¿CUÁNDO ES EL MEJOR MOMENTO PARA IR?

La pregunta de siempre y la respuesta de siempre. En primavera y otoño según lo que queráis ver. La particularidad de este país está en que la temporada alta se da durante el verano, el cual es un periodo muy caluroso, muy húmedo y con las mayores precipitaciones. Además por ser temporada alta no sólo sube el precio del alojamiento, si no que también el de las entradas a los sitios que sube en torno al 50%.

Sin embargo en muchos casos como el nuestro, el verano es el único momento en el que se pueden coger tantos días de vacaciones.


PREPARANDO EL VIAJE...

Por algo hay que empezar, en nuestra opinión la primera pregunta que nos debemos hacer es la de... ¿Dónde ir? Os resultará una perogrullada pero cuando hablamos de uno de los países más extensos del mundo queda claro que hay que evitar pecar de ambiciosos y acotar la zona a los días que disponemos.

¿Plantearnos un viaje más tradicional entrando por Beijing y saliendo por Hong Kong o Shanghai? ¿Huir de las grandes ciudades y conocer la China más rural al oeste? ¿Tal vez un recorrido por la antigua ruta de la seda? ¿O quedarnos maravillados con las joyas naturales que tenemos en el centro del país?

En nuestro caso optamos por la primera opción, queríamos ver los clichés y tal vez en una segunda incursión, si se llegase a dar, descubrir la cara más desconocida de este país. Así que nuestro plan consistía en entrar por Beijing, desde donde haríamos una escapada a la muralla china; a continuación visitaríamos las Grutas de Yungang en Datong y conoceríamos Pingyao, la antigua ciudad que ha mantenido el espíritu de las dinastías Quing y Ming. El plan pasaba por seguir empapándonos de la historia china en Xi'an, donde conoceríamos a sus famosos Guerreros de Terracota, para después descansar unos días en la región de Guangxi antes de terminar el viaje en la moderna Shanghai.


EL VISADO

El Visado Chino es de los pocos por los que he tenido que pagar hasta la fecha y es de largo el más caro, nos costó 126,55 €/persona hacerlo presencial. Aún así si queréis visitar este país es un trámite por el que hay que pasar inevitablemente.

Además de presencial también está la opción de hacerlo por correo siendo esta última opción unos 100 € más cara. Suelen pedir pasaportes, fotos y un porcentaje de las reservas del alojamiento.


Y A FALTA DE POCOS DÍAS...

Ya solo queda decidir si vais a pillar una tarjeta de prepago para tener datos o si tiráis de WIFI y no menos importante, ver cómo vais a resolver el problema del idioma, porque el inglés salvo en hostels no lo habla nadie.

En nuestro caso el idioma lo resolvimos en la inmensa mayoría de las situaciones con el traductor de Google, bajáis la app, una vez dentro descargáis el paquete del idioma correspondiente y podréis traducir sin problema. Salvo que no haga una traducción demasiado buena os entenderéis. 

En cuanto a los datos, esta vez no pillamos tarjeta de prepago porque según nos informamos no era tan sencillo como en Japón, a primera vista no parecía para tanto la cosa, vimos SIMs en el aeropuerto y en algunos mercados. Si tampoco queréis pillarla podéis descargar aplicaciones de Mapas aunque el GPS irá peor. En nuestro caso nos decantamos por la app MAPS.ME.

Finalmente si queréis tener acceso a los sitios capados por el Gobierno (google y facebook por ejemplo) necesitaréis una VPN que las hay de pago o gratuitas. En nuestro caso usamos Turbo VPN. Esto último es indispensable hacerlo desde vuestro país de origen.

¿Y EL ITINERARIO?

Pues al final no pudo ser como hubierámos querido, buena culpa de esto la tuvieron las lluvias, no obstante no nos quedó un mal viaje. Además aprovechamos el viaje de vuelta para dilatar nuestra escala y visitar nuestro primer emirato de los E.A.U.: Abu Dabi.

Día 1: Llegada a Beijing
Día 2: La ciudad prohibida y la colina del carbón
Día 3: Mutianyu
Día 4: Las Grutas de Yungang
Día 5: Pingyao
Día 6: Los guerreros de terracota de Xi'an
Día 7: El barrio musulman de Xi'an
Día 8: El Espinazo del Dragón
Día 9: La Odisea de Yangshuo
Día 10: El Bund y Pudong de Shanghai
Día 11: Suzhou
Día 12: Tongli
Día 13: El casco antiguo de Shanghai
Día 14: Hangzhou

La escala en Abu Dabi

Aprovechamos para traer algunas entradas de consejos e ideas que pueden ayudaros a planificar vuestro viaje.

La mochila... Ese complemento esencial para viajeros
El transporte en China

¡Buen viaje!
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Y todo lo bueno acaba, es inevitable... Si no, dejaría de ser bueno. Sin embargo al viaje aún se le podría exprimir un poquito más, y con esta intención comenzamos el día en el Palacio de Nymphenburg situado al oeste de la ciudad.

De estilo barroco y construido en su momento -como todos los palacios- como un lugar de recreo para la familia real de Baviera. En realidad no es un único palacio, si no que se trata de un complejo edificatorio el cual fue creciendo con el tiempo hasta alcanzar el aspecto actual. 

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Sobre mí


Soy Darío, tengo 31 años y soy arquitecto. Sin embargo dos de mis grandes pasiones son la fotografía y viajar, lo cual es perfecto porque son dos de las cosas más compatibles que hay. También me gustan, además de la arquitectura, otras cosas como el cine o ver series, sin embargo prefiero hablar principalmente de fotografía y viajes.

Así que amig@, invitad@ o visitante casual, pasa y siéntete bienvenid@.

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