Día 3: Mutianyu

¿Y qué es eso de Mutianyu? Me preguntaréis... Bajo este título se oculta uno de los MUST BE de China, uno de estos lugares que si no los visitas la gente dirá... Pues no has estado en China.

Sí, lo habéis adivinado, hablo de la Gran Muralla China. Y no me refiero al restaurante de tu barrio:


¿Y por qué no pongo Día 3: La Muralla China? Principalmente porque quiero hablar con propiedad, y es que aunque este monumento no se vea desde el espacio tal y como afirman algunas fuentes, es extremadamente largo y varios sus tramos visitables.

De estos tramos hay dos que se encuentran en buen estado y otros tantos en un estado decadente que le da -según dicen- un encanto añadido tal y como atestiguan algunas fotos. Sin embargo siendo esta nuestra primera expedición queríamos verla en todo su esplendor.

Una de las dos opciones restauradas es la de Badaling, bautizado por muchos como el terror de los viajeros. El destino favorito del 99,9% de los tours organizados y como tal está supermasificado tal y como atestiguan los estremecedores relatos y documentos gráficos que pululan por la web. Nosotros que somos de tener el sueño ligero, no buscábamos complicarlo con pesadillas asiáticas, así que nos decantamos por su alternativa: Mutianyu.


Para llegar, desde Beijing, hay que ir a la estación de autobús de Dongzhimen. Si llegáis en metro hay indicaciones que señalan qué salida es la que hay que coger para llegar a la estación. Una vez en la misma hay que buscar la plataforma de donde sale la línea 916快. Este símbolo se refiere a que es la línea rápida por lo que no confundirse con la otra 916 lenta que sale del mismo punto. 

Al llegar allí puede que os de una sensación desesperanzadora por la larga cola que probablemente se haya formado, no pasa nada porque avanza rápidamente dado que salen autobuses cada poco. Sin embargo hay algunos que con sus malas artes te ofertan sus minibuses o furgonetas privadas para acercarte por un precio ya no tan módico. Lo mejor es no hacerles caso y esperar pacientemente (12 CNY/persona).

El trayecto en autobús dura alrededor de una hora y hay que llegar hasta la última parada. A lo largo de varias paradas aparecerán charlatanes algunos ataviados con el mismo atuendo que los del autobús (para que veáis hasta dónde va la cosa) indicándoos que esa es la parada de Mutianyu. Lo mejor: seguir ignorándoles hasta el final.

Al llegar a la última parada tocará sí o sí, contratar uno de los muchos taxis, coches privados o furgonetas que habrá por allí esperando. Un precio normal serían 60 CNY por coche o 20 CNY por persona, así que tomad esas cifras como referente para regatear.
Aquí debo hacer un inciso para confesar que mientras estábamos en el autobús llegamos a un punto que el autobús se quedó vacío salvo 4 occidentales, siguió parado unos minutos que se nos hicieron eternos... Y para cuando estaba a punto de ponerse en marcha "uno del equipo del autobús" logró hacernos bajar a una pareja de mexicanos y a nosotros. Afortunadamente era una de las últimas paradas y el paseo desde ese punto costaba lo mismo, que encima repartido entre 4 pues salió más barato que a la vuelta. 
Esta anécdota me lleva a informaros de que existe una parada anterior en la cual la distancia es más corta, sin embargo por razones obvias, para evitar líos lo mejor es ir hasta el final.



Por el no tan módico precio de 180 CNY por persona, unos 25€ adquirimos el paquete completo: la entrada a la Muralla (45 CNY), el Shuttle bus (15 CNY) que te acerca desde las taquillas hasta el punto desde donde se inicia el ascenso. Éste se puede hacer a patita (cosa que no aconsejo dado que la muralla ya tiene los suficientes desniveles como para hacer unos glúteos de revista), o en teleférico o telesilla (ambos por 120 CNY). 

               

¡Ya hemos llegado!



El origen de esta muralla, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1987 (un buen año), data de antes de tiempos de Cristo. Sin embargo esta no se construyó de una tacada, si no que se fue construyendo por tramos a lo largo de las diferentes dinastías hasta que Mongolia se anexionó al Imperio Chino. 

Y es que paradójicamente la razón de su construcción era para prevenir las invasiones de las tribus extranjeras especialmente de los Mongoles quienes con su caballería asolaban los territorios fronterizos. Con esta muralla se dificultaba el acceso a sus enemigos a caballo siendo así más fácil la defensa de un imperio que ya entonces tenía una de las densidades poblacionales más elevadas del mundo.

Por cierto como curiosidad, está hermanada con la Muralla de la ciudad de Lugo -la cual visitamos recientemente- también Patrimonio de la Humanidad.

               


No es sólo lo hecho por el hombre lo atractivo en este lugar, es además estar en un entorno natural de excepción como es éste. Y si además tenemos en cuenta que no había tanto visitante como cabría de esperar en un monumento de estas características; esta visita era aún más especial.


               

Apenas nos encontramos con tramos llanos, lo normal es estar salvando los desniveles propios del terreno sobre el que esta gran construcción defensiva se asienta. 

En los casos más excepcionales recorríamos suaves rampas sinuosas como si estuviésemos explorando los secretos del lomo de un gran dragón dormido de ladrillo que descansa sobre las montañas de China: las propias baldosas o los ladrillos de las almenas podían ser perfectamente las escamas de este dragón. Desafortunadamente la tónica más habitual consistía en que estas escamas adoptaban una posición más defensiva para evitar que accediésemos a sus secretos tornándose en diferentes escalones que tocaba ir sorteando a lo largo de sus, dicen 6 kilómetros entre la ida y la vuelta... 


  
Consejo, id bien provistos de agua y comprad a los pies de la muralla botellas de agua si os habéis bebido algo durante el viaje. Desde luego que no os cobrarán los 25 CNY que os pedirán por cada botella arriba.


Si subís en teleférico bajaréis en el mismo teleférico. Pero si subís en telesilla tenéis la opción de bajar en... ¡Tobogán! No es la cosa más cómoda del mundo pero en un titá estaréis abajo y no es tan inseguro como pueda parecer a primera vista: os sentáis sobre una especie de trineo con freno incorporado, palanca arriba frenáis, palanca abajo y ¡a toda mecha! 

Así que si buscáis algo divertido y diferente... 


Una vez abajo nos detuvimos en el Subway (78 CNY) que se encuentra a los pies de la muralla, la mejor forma de reponer energía antes de deshacer todo el camino. Esta vez pactamos una furgoneta por los mismos 60 CNY que nos llevaría de vuelta a la parada de autobús, y desde allí hasta Beijing. 

Como al día siguiente tocaba madrugón para coger el avión rumbo a Datong, terminamos por desechar la visita del templo del cielo y nos conformamos con apalancarnos en el Hostel mientras picoteábamos mierdas varias y nos rehidratábamos con los néctares locales. Nunca tomé cerveza más barata (4 CNY la botella de 60 cl, 1/2 € aprox).



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