Día 1 y 2: Warsaw (parte I)


Con esta simpática foto me gustaría abrir la entrada que dedicaré a Varsovia, capital de un país maltratado por la historia.

Buena culpa de esta situación se debe a que siempre ha estado rodeado por otras potencias de ahí que haya sido conquistada por Prusia, Napoleón, por Alemania y por los Soviéticos. Así que os podréis imaginar que a mediados del s.XX, poco quedó del patrimonio original de la ciudad.

Varsovia es una ciudad que ha sido reconstruida, y todo lo que parece histórico es en realidad una reconstrucción. Aún así merece la pena su visita, no sólo por lo bonito o menos bonito que pueda ser... Si no, por su historia.

No obstante empezaremos por el principio. Por lo que vimos nada más llegar en el autobús que tomamos desde el aeropuerto: el Palacio de la Cultura y Ciencia.


Éste se trata de un regalo de la URSS a Polonia que en su momento contaba también con la coletilla en su nombre de Iosep Stalin. Sin embargo este edificio nunca fue del agrado de los varsovianos por ser un símbolo de la ocupación soviética. 

Poco nos detuvimos en ese punto pues debíamos dejar nuestro equipaje cuanto antes en el Hostel  que habíamos escogido para la primera noche. El Chmielna 5, situado en una zona con mucho ambiente en la que además de un hotel del mismo nombre, hay numerosos hostels poblados de jóvenes viajeros.

Polonia es bastante barata en cuanto a alojamientos, especialmente si no tenéis demasiadas pretensiones. Sin embargo nos llevamos algunas sorpresas en cuanto a lo anacrónico de las construcciones situadas en el centro de la ciudad: techos altos, paredes encaladas y un aspecto de las escaleras que nada envidiaría al Hotel Overlook de la película "El Resplandor" para muestra una foto de las escaleras del Chmielna 5, que prácticamente eran calcadas en el alojamiento de Cracovia.


Salvando aquella primera impresión y el detalle de que los que lo regentaban eran de lo más parco que se te podía echar, la habitación estaba en general bien y limpia lo cual al final es lo único que necesitamos. Tocaba dejarnos de preliminares y lanzarnos a descubrir lo que tenía por ofrecernos la ciudad de Varsovia.



Comenzamos por la Ciudad Vieja, cuyo punto más singular está ubicado en la Plaza del Castillo (foto superior). Esta plaza recibe ese nombre por situarse frente al antiguo Castillo Real, que cuenta con más aspecto de palacio que de otra cosa; de donde emerge la Columna de Segismundo. Dedicada a Segismundo III el rey que consiguió que el país alcanzase su mayor extensión histórica.

Aunque la escultura sí que lo es, la estructura que tenemos ahora mismo no es la original, se debió reemplazar forzosamente en dos ocasiones: la primera con motivo de la Gran Guerra y la segunda tras el Alzamiento de Varsovia del que os hablaré en la próxima entrada. 

No muy lejos de la columna original podréis encontrar los restos de las columnas anteriores.


En esta misma columna que supone el epicentro de la plaza, comenzamos durante el segundo día el recorrido turístico con la compañía Free Walkative Tour de la mano del simpático Piotr. Os recomendamos que si tenéis oportunidad hagáis esta visita, pues este breve paseo de apenas 2h está plagado de grandes anécdotas relatadas por Polacos, no por expatriados que os despertarán más de una sonrisa. 

Dado que esta es una entrada atípica al combinar dos días diferentes utilizaré el orden del Free Walking Tour para hablar de los distintos rincones de la Ciudad Vieja y sus alrededores.

Si habéis venido aquí buscando información de Praga, indicaros que aunque nos vendieron muy bien este barrio, entre otras cosas por haber quedado más en pie tras los sucesos de la II Guerra Mundial. Desafortunadamente no contábamos con demasiado tiempo y no queríamos ir apurados de un lado a otro, así que preferimos tomárnoslo más relajadamente y dedicar más tiempo a su antítesis: Cracovia.

 

Detrás del castillo, en la Calle Kanonia se abre una diminuta plaza triangular en cuyo se sitúa la Campana de los Deseos, una campana de bronce que sobrevivió a la guerra por ello cuentan las leyendas que concede deseos.

Sin embargo, parece ser bastante caprichosa en lo tocante a los deseos. Y todos los polacos parecen indicar que hay algunas razones por las cuáles no los conceden: la primera es que es muy selecta, por lo que hay que olvidarse de resultados deportivos; algunos lo achacan a una mala praxis al indicar que hay que recorrerla tres veces en sentido horario, no el antihorario; otros dicen que hay que hacerlo a la pata coja (eso nos dijo Piotr que era falso) y los que tienen más mala leche dicen que la campana sólo entiende polaco.

Como dar tres vueltas a una campana en un entorno bonito no hace ningún daño, pues allá que nos lanzamos.


Si os tomáis unos segundos para disfrutar de las distintas fachadas que adornan la plaza triangular advertiréis que hay un edificio extrañamente estrecho. Puede que incluso consideréis que es extensión de uno de los dos edificios anexos. Pero no, se trata de la fachada más estrecha que hay en la ciudad. Y al igual que pasa en otras ciudades europeas, en el pasado se pagaba un impuesto por el ancho de la fachada, por lo que alguien con pretensiones pero de poco gusto por el derroche optó por construir su vivienda estrecha hacia la calle principal gravada por impuestos para en su lado posterior crecer en tamaño.


Detrás de estas dos fotos se encuentra la Catedral de San Juan de Varsovia construida en el siglo XIV en estilo Gótico Mazoviano (así nos lo definió el guía, e informándome más tarde descubrí que es un estilo regional polao). Esta edificación además cuenta con la condición de Archicatedral. 

Tampoco es un edificio original ya que durante el Alzamiento de Varsovia también fue destruida en su totalidad para ser reconstruida tras la guerra. Mientras nos situábamos en su fachada principal, al otro lado de la plaza donde se situaba la Campana de los Deseos, nuestro guía nos contó que fue de los primeros edificios en ser reconstruidos tras la guerra. Paradójicamente la URSS era contraria a esta acción pero si querían contar con el apoyo del pueblo polaco, el cual era demasiado religioso, debían renunciar a su postura antieclesiástica.

Y continuando esa misma calle, nuestros pasos acaban por llevarnos a la Plaza del Mercado (Rynek Starego Miasta), la cual ha sido el epicentro de la vida del pueblo varsoviano desde el S. XIII, el mismo de la fundación de la ciudad.



Aquí mercaderes y comerciantes han estado durante siglos apostándose en sus rincones para vender sus productos a grito pelado. Alrededor de los mismos se situaban las edificaciones las familias más pudientes de dichos comerciantes.

Y en el centro de la misma se encuentra la escultura de la sirenita que forma parte del escudo de la ciudad. Una hermosa mujer blandiendo una espada en su diestra y defendiéndose con un escudo con su otra extremidad.


Frente a ella, en el edificio que veis más abajo con unas pinturas en su fachada tiene una anécdota muy divertida, o no tanto para el protagonista. Sobre las ventanas de su segundo piso un padre preocupado mandó a un pintor que hiciese un retrato de sus hijas no tan agraciadas con la intención de desposarlas. Desconozco si aquel tablón de anuncios primigienio surtió fortuna, lo que sí que nos contó Piotr, nuestro guía, es que entre los jóvenes se le hace burlonamente referencia a aquella fachada como "el primer Tinder" de la historia.


Todo eso que os cuento, ya os imaginaréis que también es una reconstrucción. Este barrio fue prácticamente destruido por la Luftwaffe alemana en represión por el Alzamiento de Varsovia. La excepción según la Lonely Planet está en dos números de esta plaza que pudieron mantenerse y llegar hasta nuestros días. 

Sin embargo la verdadera magia vino después... Una vez terminada la guerra, todos y cada uno de los supervivientes de Varsovia hicieron acopio de sus recuerdos, sus pinturas y fotografías que disponían para, junto con su propio tesón y medios reconstruirla respetando hasta el más mínimo detalle. 

Tal vez por eso, o por su bonita apariencia le han hecho ganarse a esta plaza y toda la Ciudad Vieja el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El primer caso en el que una reconstrucción obtuvo dicho galardón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Introduce tu comentario...